No interrumpas su instinto olfativo para seguir con la ruta
Entre las numerosas acciones que les gusta hacer a los perros se encuentra la de oler. No importa el qué: paredes, suelo, césped, farolas… es muy importante para ellos y estimula su cerebro para que el mismo esté en perfecto estado.
Sin embargo, algunos dueños quieren llegar al destino en un determinado tiempo. Es por este motivo que interrumpen al can cuando se para a oler, tratando de que continúe la marcha. No lo hagas bajo ningún concepto, a no ser que se produzca una situación excepcional como una lluvia repentina.
Frustrarle no es bueno y, si en ese momento le apetece oler, conviene que pueda hacerlo de forma libre. Solo en este caso habrá aprovechado al máximo el paseo y, cuando lleguéis a casa, se sentirá realizado en todos los sentidos.
Siempre a tu lado, no delante ni detrás
Es innegable que pasear a perros de ciertas razas, si no han sido bien educados desde pequeños, puede ser algo complicado. Concretamente nos referimos a aquellos que quieren ‘tirar’ del dueño, permaneciendo siempre delante y con una fuerza considerable tratando de arrastrarte para que sigas su ritmo. No lo permitas.
Aunque es complicado corregir este comportamiento, puede conseguirse con un buen adiestramiento llevado a cabo por profesionales de la etología o incluso por ti mismo si buscas información al respecto. Exactamente lo mismo sucede con los canes que se quedan detrás del dueño. En este caso el motivo acostumbra a ser la falta de socialización y el miedo, buscando protección en ti.
Cualquiera de las dos situaciones es negativa y no debes dar pie a que se repita. Trata de que el cánido esté siempre a tu lado, avanzando al mismo ritmo. Así conseguirás que el paseo por la calle sea gratificante no solo para él, sino también para ti.
Lleva chucherías contigo a modo de premios para cuando haga algo bien
Al pasear son cuantiosos los imprevistos que pueden suceder. Un claro ejemplo reside en que otro perro, sin correa, se abalance sobre vosotros dos con los riesgos que ello implica. También es probable que un niño pequeño vaya corriendo hacia el cánido con tal de acariciarlo, sin preguntar previamente si puede hacerlo.
Será entonces cuando debas estar atento a la reacción de tu perro. Si la misma es buena, permaneciendo tranquilo sin reaccionar de forma agresiva a este tipo de eventos, justo al terminar la situación en cuestión conviene que lo premies con una chuchería. Un snack es más que suficiente para darle a entender que ha actuado bien. Así en próximos escenarios similares volverá a comportarse de la misma manera.
Calcula bien la talla del arnés
Hablando de perros sueltos, es innegable que el momento de mayor disfrute de los canes llega cuando les sueltas en una zona habilitada para ello. Sin embargo, la mayor parte del tiempo irán controlados con un arnés. Dicho producto no tiene por qué impedir que disfrute al cien por cien del paseo.
De hecho, es posible hacer que casi no note que lo lleve puesto. Para lograrlo simplemente calcula la talla que le corresponde, no solo midiendo las zonas indicadas por el fabricante, sino también pesándolo.