La incidencia de la enfermedad en nuestro país varía de unas zonas a otras dependiendo de factores ambientales como la temperatura, humedad y situación geográfica. Así donde más frecuente es la enfermedad es en toda la cuenca mediterránea, Madrid, Castilla La Mancha, Extremadura y Orense. En la cornisa cantábrica la incidencia es prácticamente nula, aunque es posible que con el cambio climático esto pueda cambiar en el futuro al poder ocupar el mosquito transmisor de la enfermedad nuevas zonas geográficas.
Nódulos faciales y en pabellón auricular por leishmania (Foto Hospital Veterinario Nacho Menes)
¿Qué puedes notar si tú perro tiene leishmaniosis?
Las manifestaciones clínicas de la enfermedad pueden ser muy variadas. Así podemos tener signos generales, lesiones dermatológicas, oculares u otras. Entre los signos generales podemos observar cómo nuestro perro pierde peso comiendo lo mismo o con el apetito disminuido, apatía, vómitos, diarrea, fiebre, aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, aumento en el consumo de agua y en la cantidad de pis, palidez de mucosas. Respecto a las lesiones en la piel puede haber caída de pelo con aparición de calvas, presencia de bultos en la piel, mal estado del pelo y uñas, excesiva descamación. En los ojos puede aparecer excesivo lagrimeo, pelados alrededor de los ojos, párpados inflamados o inflamaciones dentro del ojo con apariencia de ojo azul. Otras manifestaciones que puedes notar son sangrados por la nariz o cojeras.
¿Cómo puede tu veterinario diagnosticar la enfermedad?
Además de un examen físico completo donde puede encontrar algunos de los signos que hemos comentado previamente, tomará una muestra de sangre y en ocasiones de orina. En un análisis de sangre básico se puede encontrar una anemia, subidas o bajadas de los glóbulos blancos, aumentos en las proteínas y en ocasiones también descensos en las plaquetas. Una de las principales complicaciones que podemos encontrar son lesiones en el riñón y/o hígado que también se pueden observar en cambios en ciertos parámetros sanguíneos y urinarios. Una vez detectados estos cambios en un análisis general se necesitan hacer pruebas adicionales para confirmar que es la leishmania la responsable de todas estas alteraciones. Estas pruebas pueden consistir en la detección de anticuerpos (células que forma el sistema inmunitario para luchar contra agentes externos), técnicas de biología molecular que lo que van a detectar es directamente la presencia del parásito y pueden además cuantificar su número, citologías donde podremos observar directamente la leishmania al microscopio y en ocasiones biopsias de tejidos que pueden necesitar técnicas inmunohistoquímicas para visualizar su presencia en un tejido.
Un aspecto muy importante a destacar en esta enfermedad es que hay un gran número de perros que pueden dar positivos en los test diagnósticos pero no están enfermos y muchos de ellos nunca llegarán a estarlo, aunque eventualmente una bajada de defensas puede hacer que la enfermedad se desarrolle en algunos casos. No es lo mismo positivo que enfermo. Algunos perros positivos pueden estar sanos. Esto es debido a la fuerte relación que existe entre esta enfermedad y el sistema inmunitario del paciente. Hay perros que de modo innato desarrollan un tipo de respuesta inmunitaria que les hace resistentes a la enfermedad y, aunque tengan contacto con el parásito, nunca van a enfermar.
El tratamiento de la enfermedad y el pronóstico van a variar en función de los síntomas clínicos que presente el animal, de las alteraciones analíticas que presente y de si presenta complicaciones, la más habitual enfermedad renal.